Durante los últimos meses nuestra forma de vivir en sociedad ha experimentado un cambio de tal magnitud, que a día de hoy nos empieza a resultar difícil recordar cómo nos movíamos y relacionábamos antes fuera de casa, o de nuestra zona de confort.

En este sentido, la sensación de mayor vulnerabilidad que la actual pandemia comporta para todos nosotros, está generando muchos casos de personas que tienen miedo a salir a la calle y acaban prácticamente recluyéndose en casa, instaurándose en un estilo de vida doméstico, que conlleva una mayor percepción de seguridad. Se conoce como el Síndrome de la Cabaña.

Miedo al exterior

 

Soy incapaz de poner un pie en la calle. No me gusta salir de casa. 

En el Síndrome de la Cabaña, la persona experimenta un conjunto de síntomas y reacciones emocionales, cognitivas y conductuales en los momentos que traspasa o anticipa que va a traspasar los límites del hogar. Aparecen pensamientos anticipatorios y catastrofistas, que acaban comportando una necesidad de evitar toda actividad fuera de la propia vivienda y de la zona de confort.

 

 

¿Es Síndrome de la cabaña o Agorafobia?

Hay que dejar claro que no son la misma cosa. En el Síndrome de la Cabaña, la reacción emocional y conductual intensa se debe fundamentalmente a una situación real de descontrol fuera de la zona de confort, que la persona percibe con una sensación de elevada vulnerabilidad. Como ahora, debido al coronavirus. La Agorafobia en cambio, significa literalmente fobia a lugares abiertos y/o públicos, y se define como un trastorno de ansiedad caracterizado por un patrón evitativo a permanecer expuesto a lugares exteriores donde uno pueda sufrir síntomas de ansiedad y no pueda escapar del lugar ni recibir ayuda. Se trata de un miedo excesivo, persistente y no realista, debido esencialmente a una distorsión cognitiva, no a riesgos externos reales.

 

Sindrome de la Cabaña

 

¿Puede el primero conducir al segundo?

Tenemos que decir que sí. Nos explicamos. El principal riesgo del Síndrome de la Cabaña es dejarse llevar sin excepción por la sensación de seguridad que nuestro hogar nos brinda, ya que tal sensación –aunque es real- nos acabará comportando pequeños incrementos de ansiedad cuando nuestra realidad nos obligue a salir de casa. A su vez, ello nos empujará a seguir evitando cada vez situaciones más normales y sin ningún riesgo objetivo para nosotros, entrando así en una peligrosa espiral de ansiedad-evitación-alivio-más ansiedad-más evitación, etc.

 

 

Quiero salir de casa y la ansiedad me puede. ¿Qué puedo hacer?

De entrada debemos saber si estamos ante un cuadro clínico menor –como el Síndrome de la Cabaña- o bien estamos ante una Agorafobia. Aunque en ambos casos, lo primero es aceptar el problema y tener claro que la ansiedad no es el adversario a batir, si no que se trata de romper el círculo evitativo que ésta genera. En otras palabras, ser consciente que hay que afrontar el malestar ansioso realizando progresivas salidas fuera de casa. No hay otra forma terapéuticamente efectiva que no pase por este planteamiento.

 

Estar en la Cabaña

 

Entonces tiene solución.

Claramente sí. En el caso del Síndrome de la Cabaña, se trata fundamentalmente de obligarse a realizar pequeñas salidas diarias fuera de casa, tomando las precauciones sanitarias pertinentes y asumiendo de forma natural que ello va a comportar algunos momentos de nerviosismo e inquietud. El hecho de exponerse a tales situaciones ansiógenas, irá generando una disminución progresiva  del malestar emocional, así como de los pensamientos catastrofistas asociados a las mismas. Este mismo enfoque terapéutico es igualmente válido en la Agorafobia, aunque debido a su complejidad clínica es más recomendable la búsqueda de una ayuda profesional adecuada.

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